El registro, la huella de uno mismo, de los otros, del entorno, de un tiempo en un espacio recorrido. Autoreconocimiento del esfuerzo que se atravesó, para no solo valorar la toma final, del placer victorioso en la cima del desafío; sino el proceso como motivación persistente en la fuerza del corazón. El registro vivencial guarda la esencia en la memoria orgánica de nuestro cuerpo. Como el trayecto de la pluma sobre la hoja, y el punto consecuente a través del espacio, deja la linea, ensambla el cuerpo, interviene lo ya escrito y crea lo nuevo. El proceso hace a la obra.
Autofoto. "Bajando de la cumbre del cerro Hielo Azul, Rio Negro. Argentina". Enero 2012
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*traficodepupilas.-
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